1.2. Biografía de Margaret Sanger

Margaret Sanger nació el 14 de septiembre de 1879 en Nueva York (Estados Unidos). Vio cómo su madre moría, lentamente, luego de 18 embarazos y de 11 alumbramientos. Mientras trabajaba como enfermera en uno de los barrios más pobres de Nueva York vió mujeres "denigradas en su salud, corrompidas en su sexualidad y en su capacidad de cuidar a sus hijos ya nacidos". Cursó estudios en la escuela Francisco Ferrer, donde se interesa por los escritos de Ellen Key, feminista sueca autora de The Women's Movement ("El Movimiento de la Mujer"), del que Sanger tomó sus ideas acerca de la femineidad y el matrimonio. Sostenía que sólo la satisfacción sexual individual podía hacer santo el matrimonio, que "el lecho conyugal es la influencia más degenerante en el orden social, y comenzó a abogar por "una asociación voluntaria" entre las parejas sexuales. Publicó The Pivot of Civilization ("El giro de la civilización"). Su cruzada para legalizar el control de la natalidad y el derecho al aborto, estimuló el movimiento de liberación de la mujer. Estableció su primera clínica para el control de la natalidad en la ciudad de Nueva York, en un área densamente poblada de inmigrantes eslavos, latinos y judíos recientemente llegados de sus países. Viajó a la India para convencer a Mahatma Ghandi de que debía darle su apoyo, pero éste le contestó que "las ayudas artificiales (anticonceptivos) conducen a la satisfacción inmoderada de los deseos y son por tanto desmoralizantes y debilitantes". A continuación Sanger se reunió con Hitler, a quien le gustó inmediatamente la idea de establecer un sistema de recompensas a la "estirpe superior" por la producción de hijos. Las Fundaciones Ford y Rockefeller financiaron las investigaciones que eventualmente llevaron a la fabricación de la píldora anticonceptiva, y todavía actualmente dichas fundaciones dan grandes cantidades de dinero para el control natal. En 1965, un año antes de su muerte, la Corte Suprema suprimió, en Connecticut, la ley que prohibía el uso de contraceptivos para parejas casadas. Sanger tenía 80 años cuando al fin salieron al mercado las pastillas anticonceptivas, que ella ayudó a desarrollar. Con el dinero de la Fundación Brush, fundó la Federación Internacional de Planificación de la Familia o IPPF (International Planned Parenthood Federation) en 1952, y estableció su sede central en Londres, en oficinas suministradas gratuitamente por la Sociedad Inglesa de Eugenesia. Falleció el 6 de septiembre de 1966 en Tucson, Arizona.

LA IMPRONTA DE SANGER

Párrafo aparte merece la tarea de Margaret Sanger, una neoyorkina nacida en 1879 y fallecida en 1966. Hija de una familia numerosa y pobre, siendo joven tropezó con los escritos de la feminista sueca Ellen Key, la conocida autora de The Women’s Movement. Tomó de ella las ideas sobre el matrimonio y la condición femenina, pero supo conjugar ese ideario con otros acercamientos personales a las cuestiones sociales y políticas. Hacia 1916 Sanger estableció, con el auxilio económico de grupos intolerantes, la primera clínica para el control natal de New York en un área altamente poblada por inmigrantes de origen eslavo, latino y hebreo. Reclutó después a dos o tres ministros religiosos negros, para que sus feligreses aceptaran de buen grado las ofertas que el centro sanitario tenía para ofrecerles. En paralelo creó la Liga para el Control Natal (ABCL, por su sigla en inglés The American Birth Control League) y comenzó a publicar una revista y un boletín: la Revista del Control Natal (The Birth Control Review) y el Boletín del Control Natal (Birth Control News).
La propuesta de Sanger era sencilla, pues combinaba elementos aristocráticos (acciones para promover a una elite anglosajona hasta el dominio y el gobierno del país), con un odio acérrimo a las multitudes (un racismo indisimulado por las "personas inferiores", de "educación indiscriminada"). Su lema era: "Más niños para los más aptos, menos para los incapacitados; esa es la base del control de la natalidad", y para cumplir con la máxima promovió de todas las maneras que pudo una limitación de la familias indeseadas. El control de la natalidad se constituía a sus ojos como una variante contemporánea de la lucha de clases, indispensable para limitar a la "maleza humana" y estimular la libertad de la "estirpe superior". En su trabajo The Pivot of Civilization escribió:

"Los filántropos que proporcionan cuidados de maternales gratuitos estimulan a los segmentos más sanos y normales del mundo a soportar la carga de la fecundidad irreflexiva e indiscriminada de los demás: lo que trae consigo (...) un peso muerto de desperdicio humano. En lugar de disminuir y dedicarse a eliminar las estirpes que más perjudican el futuro de la raza y del mundo, tienden a volverlas dominantes en un grado amenazador".

La producción bibliográfica de esta activista se produce en las primeras cinco décadas del siglo XX, pero la incorporación conciente de elementos tomados del movimiento eugenista no se produce sino hasta que Sanger conoce personalmente a Haverlock Ellis en Inglaterra, uno de los presidentes de la Liga Mundial para la Reforma Sexual sobre Bases Científicas, y tiene oportunidad de leer su trabajo The Problems of Race Regeneration. El espíritu regeneracionista se gestó en la isla como respuesta a las protestas obreras y a la organización de las masas trabajadoras. La clase media y algunos intelectuales –el grupo de los Fabianos, la Sociological Society, la Eugenics Education Society, la Moral Education League, etc.- comenzaron a hablar de decadencia cuando se produjo la guerra contra los boers y la muerte de la reina Victoria, debido a la sensación de inseguridad en que el Imperio quedó envuelto. Si bien no se trataba de una crisis profunda, ya se había tomado nota de que los pobres podían amenazar los privilegios adquiridos por los estamentos cultos y poderosos. Haverlock Ellis postuló en su libro que solo debía brindársele ayuda a los pobres que aceptaran someterse a una esterilización quirúrgica. Otra de sus sugerencias apunta a la formación de matrimonios con una previa selección de los padres, al igual que los nacional-socialistas alemanes hicieron con sus casas de crianza de Lebensborn. Pero la alumna fue aun más lejos que su mentor en materias tales como el odio racial, la pretensión de crear una "raza de sangre pura",(13) el desprecio por los trabajadores,(14) la obsesión por controlar el número amenazante de recién nacidos entre el común,(15) la intolerancia frente a los desvalidos,(16) y la repugnancia ante los sentimientos de solidaridad.(17)
Hacia 1930 Sanger se divorció de su primer marido y se casó con un millonario, lo cual le permitiría, en adelante, financiar sin dificultades su cruzada de control natal.(18) Así, en 1942, modificó la estructura de su ABCL y la transformó en la Federación de Paternidad Planificada de los Estados Unidos (PPFA, por su sigla en inglés: Planned Parenthood Federation of America), institución activa todavía hoy. Los procedimientos del nazismo alemán comenzaban entonces a salir a la luz, y convenía cambiar la estrategia al presentar al público americano unos objetivos institucionales que se mantenían sin mayores variantes desde 1916. Con el correr del tiempo, dentro y fuera del país, las agencias conectadas con la PPFA para promover y distribuir servicios anticonceptivos, métodos de control natal y de salud reproductiva, comenzaron a autodenominarse Asociaciones de Planificación Familiar (FPA, por su sigla en inglés: Family Planning Associations).
En 1952 Sanger sumó a sus esfuerzos a John D. Rockefeller III y, con dinero de la Fundación Brush, fundaron en Bombay la Federación Internacional de Planificación Familiar (IPPF, por su sigla en inglés: International Federation of Family Planning), con sede central en Londres, en las oficinas suministradas a título gratuito por la Sociedad Inglesa de Eugenesia.(19) Se trata de una institución privada de segundo nivel, ya que incorpora hoy como miembros a 109 FPA activas, distribuidas en más de 140 países. Estas se organizan, a su vez, en seis regiones, las cuales abarcan 95% de la población mundial. Sus fondos provienen, en su mayor parte, de los países desarrollados (Alemania, Austria, Canadá, Dinamarca, Finlandia, Inglaterra, Japón, Noruega, Nueva Zelanda, Países Bajos, Suecia y EE.UU), y de otros organismos internacionales (UNFPA, etc).
En los últimos treinta años lleva invertidos más de dos mil millones de dólares en su esfuerzo por promover y apoyar los servicios de planificación familiar a través del mundo, con el propósito de alcanzar un equilibrio entre población y recursos naturales. Esto implica no solo el ejercicio de su influencia en la elaboración de políticas nacionales sobre asuntos demográficos (matrimonio, divorcio, herencia, tutela, régimen fiscal, ayuda social, empleo, educación y pensiones), sino también el fomento de la salud materno-infantil y la difusión del control de la natalidad (mediante toda clase de métodos anticonceptivos, incluso el aborto "seguro" y la anticoncepción quirúrgica permanente).(20) Desde sus inicios la IPPF abogó por la libre elección y el derecho íntimo a decidir de las personas, a la libertad que ellas tienen para planificar su familia (pro-choice), pero esto no le impidió participar activamente también en políticas controlistas coercitivas –como las emprendidas por el gobierno chino, el de Bangladesh o el de Filipinas- en nombre de valoraciones pro-salud.(21)
El Grupo Mundial de Parlamentarios en Población y Desarrollo, con sede en New York, es el brazo legislativo de la IPPF. Por su parte, los legisladores de las Américas y el Caribe han conformado el Grupo Parlamentario Interamericano (GPI) con el objeto de formular políticas de control demográfico que estén respaldadas en leyes, y de promover legislación actualizada en la materia.(22) Pretenden para ello revisar los cuerpos normativos vigentes, impulsar modificaciones donde haga falta y derogar toda norma que obstaculice llevar adelante políticas de población y desarrollo.

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